domingo, 25 de agosto de 2019

España Global (Marca España II)

En el juego de las verdades a medias es fácil participar. Solo hace falta cierto conocimiento de la realidad y algo de picaresca disimulada, para que no se vea el plumero. Añadimos un envoltorio atractivo, un título que enganche y ya está: nuestra posverdad está lista para convertirse en un virus de incontrolados efectos. 

En la época en que vivimos se ha vuelto demasiado difícil distinguir la realidad de un decorado inventado. Entre esas manipulaciones, una hace que me piten los oídos de forma insoportable. Se llama Marca España, rebautizada España Global por el último gobierno. Pensaba que esa artificiosa imagen de nuestro país sería suprimida con el cambio de ejecutivo, pero solo se le ha dado un lavado de cara para que suene más moderna y adaptada a nuestros tiempos. Que no nos engañen: aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Quienes vivimos en el extranjero sufrimos esta lacra, transformada en un anuncio que aparece todas las noches en TVE internacional, después del telediario. Empieza con la lectura de una cita del Quijote en un teatro, tras la cual se levantan distintos espectadores para enumerar con orgullo cualidades de nuestro país, con un fondo de música in crescendo(castañuelas incluidas). Todo muy bonito, como siempre ocurre con las verdades a medias, hechas a la medida de quien las necesita. Las facultades citadas han sido cuidadosamente elegidas y nos llevan a preguntarnos por qué unas y no otras, o si son completamente ciertas. 

Acostumbrado a los arrebatos patrióticos de la Marca España, no presté demasiada atención al anuncio y fue mi mujer, que no es española, quien me hizo remarcar una de las máximas que se citaban: « en el mundo solo hay diecinueve democracias plenas y somos una de ellas ». Me preguntó qué era eso de una democracia plena. Buena pregunta, pues si la Unión Europea se compone de veintiocho países, cuesta imaginar que no fueran democráticos todos. Pues bien, el “índice de democracia” es una clasificación creada por el medio inglés The Economisten la que se puntúa la calidad de la democracia de cada nación y cuya última publicación sitúa a España en la decimonovena plaza. Si bien es motivo de alegría, no quiere decir que solo haya diecinueve países realmente democráticos en el mundo. La lista consta de cuatro grupos: democracias plenas, democracias imperfectas, regímenes híbridos y regímenes autoritarios. Para estar en el primero hay que tener una nota mayor de ocho, obtenida solo por veinte naciones. En el anuncio no se dice la posición de España en el ranking, lo que nos devuelve al terreno de las verdades a medias. Decir que ocupamos el puesto diecinueve de veinte no parece que motive mucho, así que la frase se formula de otra manera, se hace referencia a una clasificación que nadie conoce y todos contentos. Porque la publicidad pretende motivar a los expatriados para que nos convirtamos en embajadores de España. Es decir, para que hablemos maravillas del país que nos obligó a abandonarlo y poco hace para que volvamos. 

Pero, ¿adónde nos lleva todo esto? En un mundo plagado de etiquetas, de hashtagsque quieren reducirnos a un simple sustantivo, de grupos cuya sola existencia es motivo de enfrentamiento, me sorprende que, en vez de luchar por eliminar este tipo de clasificaciones reduccionistas, nos hundamos hasta el fondo en esta pelea en el barro. No olvidemos que el ilusorio objetivo de España Global es mejorar nuestra imagen en el extranjero: decir a quienes nos miran por encima del hombro que somos mejores que ellos… en otras cosas que desconocen que existen. Por eso no entiendo que el anuncio esté en español y no aparezcan subtítulos en otro idioma. Así que me pregunto para qué sirven estas campañas y por qué se gasta tanto dinero público en ellas. Me pregunto por qué no hacemos del diálogo (el que nos permitiría tener un gobierno) una cualidad que exportar en el próximo anuncio. Tal vez porque somos una “democracia plena”: a nuestros dirigentes les encanta convocarnos a elecciones y trasladarnos los problemas que son incapaces de resolver.